Pero de momento te dejo leyendo a José y su maravillosa historia del día de la madre.
TAL QUE HOY, HACE UN AÑO.
La conozco hace ya varios años y todas las mañanas llega al bar cargada con su compra. Me da su bolsa de tela estampada de florecillas para que no moleste en la barra y la guardo en el estante hasta que se vaya. Una barra de pan, algo de fruta y yogures es lo que suele comprar a diario la señora Celia.
Como desde la cristalera se ve el largo de la calle y a veces la veo venir cargada con otra bolsa mas grande y pesada salgo a ayudarla pues anda despacillo y con cierta dificultad. En recompensa siempre me llevo un " gracias hijo " y se queja de que el super no tenga reparto a domicilio para compras tan pequeñas pero ¿"que le vamos hacer verdad"?
Le digo que si quiere me puede mandar a mi y yo le hago su compra, pues voy allí todos los dias y me dice que no quiere porque no sabe que va a comprar y solo elige lo que le apetece en el momento y que es el único rato que baja a la calle. "Ya ni bajo a pasear al perrito, imaginate".
Ella vive a menos de cinco metros de la puerta de mi bar y en verano se sentaba en una de la mesas que tengo en la acera con su marido y quien quisiera acompañarles. Unas veces solos otras con mas gente y alguna vez conmigo si me salia a sentarme un ratillo con ellos si tenia tiempo, sobre todo si venia a verme Juani, mi mujer, y es entonces, entre ellas, que se contaban todas las cosas que se cuentan las amigas.
Se que tenian varios hijos, muchos, siete u ocho y que vivían "por ahí, lejos" y rara muy rara vez estaban todos juntos y que cuanto le gustaría tenerlos cerca, a los nietos... a todos.
Su marido murió hará un par de años y ella sigue tomando el café o fanta en el bar todos los dias pero ya es muy raro que baje por las tardes ni siquiera con buen tiempo a sentarse en la terraza, alguna vez lo hace y solo si ve a Juani desde su ventana para hablar de los viejos tiempos.
Hace unos dias la señora Celia la pidió que subiera a su casa para que viera una cosa, que tenía una duda y no sabía que hacer, y por supuesto Juani subió con ella y luego me explicó lo que Celia calificaba como un "proyecto".
Quiere hacer una fiesta en su casa para el dia de la madre, me explicó, y que van a venir varios de sus hijos y nietos pero que está preocupada por que no sabe si van a entrar todos en su comedor y cuando me ha dicho los que son he visto que de ninguna manera caben tantos alli, pues dice que que van a ser dieciocho o puede que más y que tiene una cosa pensada pero te lo quiere decir a ti y que está preocupada por que no sabe si vas a querer. Juani siempre se explica así, del tirón.
Bueno, le dije a Juani, que me lo diga, no creo que me pida algo que sea imposible, si quiere que le ayudemos en algo pues la ayudamos y ya está.
Y la señora Celia vino al otro día a por su café, algo nerviosa y demorando el tiempo en decirme lo que quería.
Con su pelo blanco y transparente, su vestido y falda azul marino y sus pequeños ojillos me parecía mas sola y frágil que nunca y la animé a que me contara que tenia pensado, que Juani ya me había contado algo.
Pues verás, como vamos a ser tantos, -y ahí se le iluminaron los ojos, -he pensado que podíamos celebrar aquí en tu bar el dia de la mamá.
Me lo dijo así, el dia de la mamá.
!!Anda pues claro!! ¿porqué lo duda mujer?, conteste yo. Puedo preparar una mesa bien larga con manteles y lo que usted quiera.
Pero es que van a faltar sillas por que seremos veinte y no tienes tantas me dijo entre nerviosa y preocupada, si quieres podemos bajar las de mi casa o lo que necesites.
La tranquilizé diciendo que no había ningún problema, que yo tengo mas sillas y mesas en otro sitio y que "no se preocupe usted que puedo preparlo fácilmente".
Luego pasó a contarme lo que de verdad queria y que era " lo más importante" pero solo si yo quería, y era , me dijo, que como su cocina "es muy pequeña, de sólo tres fuegos" y queria hacer ella la comida para sus hijos si pudiera ser que la dejara parte de la mía para cocinar en una olla que yo tuviera lo que quería hacer y que en la suya mientras cocinaba otras cosas.
Bueno esto me descolocó un poco pero ella sabía lo que quería y rápido me dijo que " no te preocupes Jose, que yo te pago la comida como si la pusieras tu y además lo que nos prepares de aperitivo, ya lo que tu veas bien, canapés y ensaladas porque yo solo haré estofado, arroz y pescado que se que les gusta para que coman lo que quieran.
Después de de un rato quedamos de acuerdo y a otro dia le dejó a Juani un sobre con un montón de dinero y que "me insistió mucho en que lo cojiera" para que comprara yo lo que me hiciera falta.
La buena mujer no sabe como funciona un bar y se debe pensar que me es dificil conseguir cosas si no me adelanta dinero. Ya lo arreglaré con ella.
En dias siguientes de ninguna manera quiso cojer el sobre de modo que me lo tuve que quedar y mientras hablaba del proximo domingo, de sus hijos y de sus nietos se la veía mas contenta que nunca.
El domingo a media mañana ya estaba la mesa dispuesta, casi todo lo largo que es el bar que también es pequeño, veinte sillas puestas unas enfrente de otras y manteles.
Me sorprendió mucho que al hacer yo las particiones para veinte personas me hubiera dicho dias antes que pusiera para comer solo para quince, que los otros cinco no iban a comer.
Extrañado le pregunté que si eran solo quince a comer como es que poníamos veinte sillas y veinte cubiertos y casi susurrando y muy despacito me pidió que le hiciera ese favor, que iban a ser veinte en la mesa pero solo quince para comer... Que cosa más rara pensé, pero como me costaba lo mismo traer mas o menos sillas y cubiertos tenia de sobra me dije que vale, que bueno, ella sabrá.
Juani no se ha querido perder el momento y como es domingo está conmigo en el bar y hablando con la señora Celia que bajó hace un rato con uno de sus hijos y su mujer, los primeros que llegaron, para presentarnolos y se fueron enseguida dejandonos en el bar una bolsa grande a esperar a los demás y que bajarían a las tres en punto, nos dijeron.
La señora estaba mas contenta que unas castañuelas y me alegré por ella.
Juani me dijo que ahora iba a entender el misterio de las sillas, que ella ya lo sabía y había prometido no decirme nada.
Al llegar todos la señora Celia empezó a colocar a cada uno en su sitio y yo expectante esperando ver lo que iba a pasar.
Eso tu espera me dijo Juani con su sonrisa.
Y lo que pasó fue que dejando una silla vacía aquí y otra allà sacó de la bolsa que nos dejó unas fotos grandes con su marco y una base para mantenerlas de pié, dejándolas al lado de los platos de los que faltaban y dejándonos pasmados a todos besó cada una de las fotografías y a cada uno de los que alli estábamos presentes, conocidos y desconocidos a mi incluido y diciéndome al oido " ¿ves como si que somos veinte? ".
Fue entonces cuando se llevó un beso mío diciendole que sentía mucho no poder servir a los que faltaban.
De las fotos solo conocí a su marido y Juani me explicó que de los otros uno era un hijo suyo que murió hace años, de su propia mamá y la de su marido y un nieto que tambien les dejó hacía poco tiempo.
Hubo muchas lágrimas y abrazos antes de la comida y algunos presentes miraban a la familia con respeto y en silencio.
Todo transcurrió con normalidad y la comida se tornó alegre y divertida. Al terminar me acerqué a la señora Celia con un regalo en forma de flores que tambien contenia una dedicatoria de nosotros y el dinero que habia sobrado, más de la mitad, de la comida.
Y asi celebró doña Celia su dia "de la mamà" entre los que pudieron venir de su familia y con los que nunca faltarían en su corazón.
Hola, África. De nuevo muchas gracias.
ResponderEliminarEncantada de a portar mi granito de arena
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